29.9.10

-Laura, por favor pasa.

Entra en ese pequeño despacho mugriento iluminado unicamente por los rayos del atardecer que se cuelan por las rendijas de la persiana.

-¿Cuál es tu problema?, ¿por qué haces estas cosas?.

-¿Mi problema?, mi problema es que mi madre es una depresiva trastornada y mi padre se lo hace creer. Ese es mi problema.

28.9.10

Sí es, es.

Y será verdad lo que dice mi madre, y es que tengo la cabeza llena de pajaros.
¡Pero qué le voy a hacer!, si con el poco espacio que tienen no quieren salir.

22.9.10

-¿Con cuantos antes que yo has estado?
-Con 2, puede que 3 ¿por?
-No, Lor no me mientas.
-Vale, sí lo reconozco, me he liado con una estrella del rock; cuatro skaters; dos infantes corruptos; me monté una orgia con Janis Joplin, la Hormiga Supersonica y Hannah Montana; con King África; el hijo de la niña repelente ( que aun está por nacer); con Jack y un astronauta.
-Ves, eso es lo que más me gusta de tí, lo sincera que eres.

14.9.10

Loreley nuevamente.

A Lor le gustan las piruletas verdes, pasar las tardes de domingo viendo peliculas de ficción, hacer rebotar las piedras, besar sin elevar los pies, los relojes analógicos, la clorofila, dibujar y sus tres piedras magenta, azul y cian.

A Lor no le gusta bailar, los deportes de competición, los baños largos, el maquillaje excéntrico, que le molesten mientras dibuja, las piruletas rojas, las piscinas publicas, que le griten, las fechas emocionales y las modas.

10.9.10

-Que te quiero, te quiero con todo mi ser.
-Anda, calla y follame.

5.9.10

-¿Sabes qué?, ¿sabes qué?, ¿sabes qué?. Te quiero.
-¿Sabes qué?, ¿sabes qué?, ¿sabes qué?, no te lo crees ni tu.

1.9.10

Viernes noche agobiante.

Como todos los viernes por la noche la pandilla del pueblo quedaba
en el parque principal. Esa noche hacía calor, mucha calor.

Lor dió un largo trago a su cubata y sacó el cubito del interior con exuberante
cuidado. Lo chupó para quitarle los restos de la bebida y en un milésima de segundo
se lo estaba restregando por la cara, bajó por el cuello, claviculas, pecho...
hasta llegar a la punta de los dedos de su mano izquierda.

No se había dado cuenta de, que justo al lado, estaba Javier jadeando por la escena.
Se volteo y lo vio.

-¡Eh! ¿te pasa algo? tienes cara rara.
-Esto...¿qué?, ¿a mí? nada, nada, que creo que he visto una rata más allá, anda vamonos de aquí.